¿Perder o perderse?

¿Si no estamos enfermos, porque vivimos entonces como si estuviéramos muertos? Como si la vida fuera un suspiro, tan corta y agitada que finalmente te quedas sin aliento. Con ganas de comernos el mundo mientras la realidad nos supera y vemos nuestros sueños cogiendo polvo en el rincón más lejano de nuestro propio universo.

Hace poco un síndrome llamado FOMO (fear of missing out) ha sido reconocido como un trastorno psicológico. Se trata del miedo a perderse algo que va ligado de manera directa al uso de las redes sociales. Según Wikipedia: “Casi dos tercios del total de usuarios de la redes sociales en el mundo lo padecen, la adicción a mantenerse actualizado en las redes sociales es proporcional al miedo que se siente al no poder hacerlo en tiempo real”. Rodeados de tanta información engañosa y vidas ficticias, con notable falta de inteligencia emocional acabamos con la autoestima por los suelos, sueños y mentes rotos y nos quedamos a medias con la vida. Es un tema que no dejara de ser actual nunca ya que la tecnología avanza a pasos agigantados mientras nosotros nos quedamos atrás, estancados en los mismos cánones del pasado, guiones desfasados y rutinas “pasadas de moda”.

¿Existe un remedio para no quedarse atrapados en este círculo vicioso? Los psicólogos advierten que no hay una cura mágica y acabar con el estado de ansiedad es un trabajo de cada uno. Los expertos también apuntan que, partiendo de base que la mayor creencia que precede al síndrome es pensar que la vida de los demás es más interesante que la tuya, el buen comienzo seria saber que nada es lo que parece y una educación psicológica preventiva que refuerce la satisfacción personal de cada individuo y por lo siguiente con el entorno que le rodea.

Una cosa queda clara: la presencia real no es tan mala como la pintan, tiene muchos encantos. No tengáis miedo de perderos algunas cosas por el camino porque casi seguro otras más interesantes ocuparan su lugar.